Esta es una disciplina muy amplia, más de lo que puede parecer a simple vista. Ante un lienzo en blanco lo primero que hacemos en la clase es planearlo y mancharlo. Fondeamos y después de que se haya secado repasamos los colores para enriquecerlos con efectos de profundidad, de cambio de tonalidades, capas más recias o veladuras. Y solo después de todo esto nos ponemos a detallar y es entonces cuando cogemos el pincel fino, además de todo lo que ya llevamos entre manos como las brochas, los rodillos, las esponjas o cualquier otro utensilio, por ejemplo, un cartón para arrastrar.

En cuadros que requieren un planteamiento con un dibujo muy elaborado lo que hacemos es valorar el dibujo para ver si merece la pena hacerlo antes o trabajarlo sobre el fondo manchado. Estos son cuadros donde hay que cuidar más el detalle fino continuamente ya que tenemos que ir perfilando alrededor de las figuras u objetos.

En cualquier caso, ya sea abstracta la obra o figurativa, siempre hablamos de la composición y del color. No podemos descuidar ni dejar al azar ningún elemento que nos haga descuidar la obra. La mayoría de mis alumnos son niños, sin embargo, les encanta que les hable de colores y que hagamos experimentos y mezclas para “descubrir colores nuevos” como dicen ellos. Siempre les digo, además, que son tan importantes los elementos que colocamos en el cuadro como el espacio libre o vacío que queda alrededor de ellos.

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En cuanto a materiales, me gusta comenzar con las pinturas al agua, son más limpias e inocuas. Según van creciendo introduzco el óleo y es entonces cuando entramos en otra etapa de madurez.

Todos ellos llevan una buena preparación de DIBUJO. Considero fundamental e imprescindible que se manejen con soltura y destreza con el lápiz y los colores de madera, ceras o rotulador.

Ser buen dibujante y ser buen pintor.

No olvidemos que lo más importante es sobretodo desarrollar libremente su creatividad. Es por eso que mi papel como educadora artística consiste en proporcionarles herramientas adecuadas para cada ocasión, colocarme en “la sombra” para dejar que se expresen cada uno con su forma de hacerlo y su creatividad innata y solo interviniendo en la obra cuando ellos me reclaman una ayuda o cuando yo veo oportuno dar una explicación porque estoy observando que hay un bloqueo y es necesario intervenir para seguir avanzando. Este es el momento de dejar la sombra. Y vuelvo entonces a colocarme en un segundo plano de observador hasta que vuelvan a pedirme ayuda.

Otro día os explico más.